sábado, 22 de mayo de 2010

1ª visita, Alex y Rocío, 16 de Mayo


Como si de Telecinco o la Cadena Ser se tratase, esta "redacción" cambia de "locutor": el relato de esta semana corre a cargo de Alex y Rocío, pero no se debe a cláusulas de contrato ni enfrentamientos con ejecutivos, sino que seguro que le dan un toque diferente al mio y posiblemente más entretenido o atrayente.
Saludos y que pase el siguiente!

Buenas a todos!

Es un placer para nosotros, Alex y Rocío, poder escribir esta semana el reporte que nos suele enviar Andrés.

Llegamos el Domingo a Pekín y nuestra primera impresión se puede decir que fue “extraña”. Salimos del avión, y todos cuantos nos rodeaban eran chinos…
Después de que Andrés nos recogiera, bajamos a su casa. Como ya habréis visto en otros reportes, su casa es preciosa, pero tiene unos colchones con un encanto especial que seguro no olvidareis en cuanto paséis una noche en ellos.
Ese mismo día nuestro guía particular, Andrés, nos llevó a hacer turisteo: el parque Houhai, el templo de Confucio, y la Torre de los tambores y de la campana. Comprendimos porque los chinos sacan fotos a todo en cuanto llegan a España, porque nosotros hicimos lo mismo. Todo es diferente, colorido y enorme… Fuimos a comer a un restaurante chino, y es cierto por 7 euros los tres, comimos hasta reventar: increíble!!! No hay mucho que contar de la tarde porque nos dedicamos a estar tirados en el “maravilloso y con poderes somníferos” sofá de su casa. Y cuando nos dimos cuenta, era la hora de cenar: pato pekinés!! Diferente y delicioso.

El lunes ya con nuestros expertos conocimientos chinos (ninguno, excepto la información que nos había dado Andrés, de gran utilidad por cierto), nos lanzamos a la aventura. Y nunca mejor dicho porque no usamos ni metro ni taxi, a patita! Allí nos encaminamos a Beihai, un parque impresionante con una entrada de la serenidad que nos dejó bastante atontados, luego templo de los lamas y por la tarde otro parque y primer mercadillo: viva Henry y los relojes, unas auténticas gangas!!Todo de película, el hombre te lleva a una habitación de hotel y te enseña todo su material, viva el contrabando!! Dado nuestro cansancio, fuimos a tomar una cerveza a un sitio súper chic, donde disponíamos de tres camareros por mesa, como los grandes ricos.

El martes tocó la Ciudad Prohibida y la Plaza de Tianamen, que como dice la guía es visita obligatoria. Es impresionante los edificios con sus tejaditos todos coloridos y sobre todo el culto que los chinos le tienen a Mao.: lo adoran. Es bonito, pero llega un momento que estás cansado de tantos edificios iguales. LA tarde fue una de nuestras favoritas. Salimos hacia el Templo del cielo que es un parque donde hay chinos cantando, haciendo artes marciales, jugando a las cartas y a juegos chinos… y tiene el famoso templo. El problema es que aunque podríamos disfrutarlo más, nos cayó un buen chaparrón. A las 6 recogimos a Andrés y nos llevó a un teatro a ver un espectáculo de acrobacias: cómo se doblan los chinos, impresionante!! La siguiente parada fue el Hutong Nanluoguxian, que es muy turístico y de noche es digno de ver y a cenar a un coreano, una copita y para casa a descansar.

El miércoles el cielo estaba azul por todo lo que había llovido ( es curioso pero aquí, debido a la contaminación, es gris), la temperatura unos 30 grados y nosotros al Palacio de Verano. Le dedicamos todo el día y aún parece que nos quedaron cosas por ver. Y cenita en el japonés , en el cual nos tuvimos que descalzar y aunque tuvo su encanto, no fue un buen momento, llevábamos todo el día andando… (solo mencionamos las cenas porque las comidas fueron todas en chinos, y unas bien y otras no tanto debido a nuestro idioma, pero aún así fue GENIAL)

El jueves tocó otra visita obligatoria: las famosas murallas, porque estar en Pekín y no verlas, tiene delito. Otro día de mucho calor y solo podemos recordar: escaleras y unas vistas increíbles. Aun no sabemos como tantas pudimos subir. De ahí a las tumbas Ming, que fueron una gran decepción. Llegaríamos a Pekín a las 5.30 y fuimos a relajarnos a un masaje de 120 minutos por solo 7 euros, INCREIBLE!! La cena en un Tepanyaki, el restaurante en donde tienes un cocinero por mesa enfrente de ti con su plancha donde te prepara tu comida, y como siempre, todo baratísimo. Luego salimos a conocer el ambiente nocturno a un par de locales bastante diferentes entre si, pero similares a los occidentales.

Y llegó la despedida, hoy. Tocó un día de compras para llevar regalitos, pero que acabó siendo igual de cansado que los anteriores porque regatear y tener a chinos detrás de ti es agotador. La última visita turística fue en la Villa Olímpica : el cubo y el nido. Cenita al lado de casa, unas pizas (dónde están los palillos?) y a dormir, para mañana poder coger el avión sin prisas.

1 comentario:

  1. me gustaría saber en qué consiste la sorpresa de los colchones, pero me falta muy poco para descubrirlo. Un beso

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