lunes, 3 de mayo de 2010

23 de abril, Chengde

Quien nos iba a decir el gran fin de semana que nos deparaba el destino que todos los becarios se negaron a aceptar cuando Maite se lo propuso: Chengde (leído Changté).
La cosa empezaba el sábado a las 5 de la mañana, totalmente de día y con mucha más vidilla de la que esperábamos encontrar, ya que aquí los movimientos en fin de semana son muy frecuentes, la gente vuelve a sus pueblos a pasar 2 días con la familia después de ganarse el jornal duramente entresemana.
Estación de tren de Pekín, 6 AM:

Del tren no tengo fotos, pero fue curioso, compramos billetes para ir en litera dura (muuuy dura) y arrancamos hacia nuestro destino en un tren que parecía ir a pedales (5 horas para recorrer 250 kms.) Pese a que todos llevábamos algo que leer, duramos despiertos la primera media hora con coñas sobre los habitantes de nuestro vagón y sus curiosos desayunos.
Nos despertamos en un paraje más curioso aun, más que un tren parecía una máquina del tiempo… Los huertos eran arados mediante fuerza humana!! Nada de azada, tiraban ellos mismos del arado, y no eran pequeños los campos…
Total, llegamos al hotel, dejamos las cosas y pedimos una cama supletoria, dijeron que la pondrían sin problema y nos fuimos a ver la ciudad (450.000 habitantes) y a meternos en la vida china. Fue una inmersión de las buenas. Aquí la gente no debe de haber visto a mucho occidental, ya que paseando por el parque imperial (6 millones de metros cuadrados) no paraban de saludarnos y pedirnos fotos, Vicente accediendo:



El parque estaba bien, con sus laguitos y demás, pero verde, lo que se dice verde, no era…
Maite posando:

Estaba lleno de gente pasando el precioso sábado que nos tocó, y había músicos animando el ambiente:

Vicente y Maite son del Icex, y tienen un nivel de chino más que aceptable, asi que además de sacarnos de los marrones en los que nos metimos, pudieron charlar con los lugareños, que son muy majos y nos prestaban ayuda sin dudarlo y con la mejor de sus sonrisas:

Era tan grande el recinto que sin querer nos salimos de él, pero sin querer y cuando quisimos volver a entrar, no nos dejaban, 1º nos dijeron que por otra puerta, y mientras íbamos hacia allí, nos encontramos con una de las cosas que nos íbamos a entretener durante el día, una tienda de cometas:

Escogimos una e intentamos entrar…no nos querían dejar…así que yo decidí hacer la chinada (más cabezones que yo no iban a ser), me fui al control por el que salimos y como si no me diese cuenta, pasé, obviamente me frenaron y empezaron a chillarme en chino, y yo a contestarles tranquilamente en castellano. Se negaban a dejarnos pasar, pero claro, como les estábamos armando el pollo y una cola considerable, acabaron por dejarnos pasar. Viva la perseverancia (unos 20 minutos estuvimos “negociando”).
Dentro del parque había criaturillas, ciervos (sabéis como son, no adjunto foto) y chinos, muy chinescos:
Un chaval con lunchacos Una presumidilla joven






Y nos pusimos a jugar con la cometa, bueno, Maite hizo sus pinitos, JaviBi nos dio una lección y yo me limité a recoger cuerda cuando nos cansamos… a esto también vinieron a darnos clases, muy majo el hombre…

Aunque no lo creais, ahí, como a 500 metros, hay una cometa, JaviBi es un crack de la cometa.
Después visitamos la pagoda (les encantan, hay miiiles y miles por el país adelante)

Comimos, y nos fuimos paseando hasta los templos budistas, por el camino nos encontramos un Taxi inglés, y también nos dio tiempo a ver todo el mal que le han hecho a esa ciudad, que aparte de los templos y el parque es suciedad, detrozos y caos:



Un grupo de hombres jugando junto a un negocio de reparación de neumáticos y delante de una casa derruida…

Cuando llegamos a los templos resulta que estaban cerrados, asi que tocaría volver el domingo, de todas formas, probamos en todos, asi que fuimos de uno a otro andando.
Pero aun nos dio tiempo a echar una pachanguilla al baloncesto con unos chavalitos, que por cierto, mucho no se movían.

Por una calle estaban todos los edificios llenos de ese simbolito:

Que resulta que significa que van a derribar ese edificio…otra cosa que nos dio para unas cuantas coñas.
Una muestra de la higiene que se disfrutaba en las “carnicerías”, que ni las “carniceras” querían salir en la foto:

Total que llegamos al último templo que queríamos visitar y también estaba cerrado, asi que nos fuimos al hotel, pero esta vez en taxi, que por 60 céntimos ahorrábamos bastante tiempo.
Entonces fue cuando llegó el mayor encontronazo del fin de semana…La “cama” auxiliar…era extra dura, peor que el tren, con sábanas por encima, asi que llamamos para que nos la cambiasen y entre unas cosas y otras (“esto no es una cama señora, es una mesa”, “pero como que no tienen camas, esto es un hotel o un restaurante?”…) casi 2 horas para que nos pusiesen la auxiliar en condiciones.
Después de esa pérdida de tiempo no programada, nos fuimos a cenar, por el camino nos encontramos un baile multitudinario

Y claro, ya no eran horas de cenar para los chinos, asi que estaba todo cerrado y tuvimos que tirar de mi muy odiado, pero a veces recurrido, Kentucky Fried Chicken (Macdonalds pa los amigos), en el que volvimos a tener nuestros más y nuestros menos, porque son bastante cuadriculados estos chinos… y no los tuvimos mayores porque no me defiendo en chino, que sino…vamos, festa rachada!
Volvimos al hotel y el Barça en directo por la tele, duramos como 20 minutillos despiertos.



El domingo, después de una lucha por un desayuno “normal” que no conseguimos, nos fuimos de templos. El primero una representación del templo de Lhasa:

Con sus sistemas de seguridad antiincendios:
muy actualizados…
Unos paisanos haciendo el “guiri”





Después fuimos al templo Xumi Fuxou

En el que había partes mejor conservadas que otras, y en el que seguíamos levantando pasiones.

También estuvimos practicando otro deporte muy chino, la pluma:





Por último fuimos al templo de Puning

Esta es para que os creais que sigo en China, estos señores eran unos músicos, que solo tocaron cuando una chica se puso a rezar en esos cojines que se ven.

En este templo la gente puede pedir sus deseos y asegurarlos con un candado, creo que lo han hecho unos cuantos…

Después tocó la vuelta a casa en el bus más extraño que he ido nunca!
Un autobús en el cual se negoció in situ si íbamos por la autopista(ganamos los españoles), que como una señora se negaba a pagar más por llevar a su niño en un asiento, la bajaron. Un autobús que pese a ser directo Chengde-Pekin, no se cansó de ir dejando gente en medio de la autopista, pero que no paró para que una niña de 3 años hiciese pis, asi que lo hizo en una bolsa en el pasillo (aquí lo de los pañales…). Al bus no paró de pitarle el limitador de velocidad y cuando llegó a Pekín, como había un atasco terrible, decidió inventarse un nuevo carril.
En definitiva, un finde genial.
Besos a todos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario