martes, 16 de noviembre de 2010

15 de Noviembre, Semana entre Shanghais


Pues recién llegado de la ciudad más occidentalizada ( o eso se creen ellos) de China, ya planifico la vuelta a la urbe eterna rival de Beijing (al menos entre expatriados: "BJ mola más" "no, SH mola más", bucle eterno).
Esta vez no es para jugar, sino para asistir a una boda china.

Parece que estoy documentándome para escoger el método que más se adecúe a mis gustos cuando llegue el momento. Momento que según mi profesora, ya no debería estar lejos. No se si es que he tenido mala suerte con el temario, que me sale ahora todo el vocabulario similar (casar, boda, mujer, novia, marido...), o es que la pájara está intentando echarme el lazo, y eso que no le gusta nada mi barba...

Los chinos tienen una pequeña obsesión con el matrimonio, y hacerlo tarde puede llegar a ser algo vergonzoso para ellos. No se si os conté que una compañera de la oficina se casó hace poco, pero no le dio mucho bombo porque le daba muchísima vergüenza casarse con 36 años( a todo esto, si me hubieseis preguntado su edad, habría dicho 22).

La obsesión con el matrimonio parece ser que está llegando a niveles increíbles, y que están proliferando los negocios de búsqueda de pareja, tanto los que son serios y privados, como los programas de televisión en los que casi más que buscar pareja parece que busquen trabajo de comentarista o humorista. En uno de estos programas se creó una buena polémica este año, porque una chica rechazó, tan tranquila ella, a un simpático chinito, ya que "prefería llorar en un BMW a reir en una bicicleta" (otra obsesión de estas personillas de ojos rasgados, LA PASTA!)

Ya os contaré cómo se las gastan los chinos en estas celebraciones, que he oído que es una parafernalia terrible.

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